En la obra aparece una niña que yace en una cama improvisada entre dos sillas en el interior de una casa rústica y pobre. Su rostro pálido está iluminado por una lámpara en la mesa, que tiene la pantalla angulada para conseguir ese efecto. Al lado de la lámpara hay una taza de té, que seguramente ayudó a pasar una larga noche. Del otro lado de la lámpara hay una botella con la mitad de su contenido, probablemente alguna medicina que le estuvo administrando a la pequeña paciente. El cuenco y la jarra que están en el banco (al frente y a la derecha del cuadro) seguramente fueron usadas para bajar la fiebre de la niña.
El médico, vestido de traje, está sentado junto a su paciente, mirándola con ansiedad. Pareciera que a la vez tiene la esperanza de que la niña se cure, pero teme que eso no ocurra: experimenta el drama de enfrentarse a sus propias limitaciones, una confrontación que forma parte de la práctica médica diaria. Podría haberse retirado y haber regresado a la mañana siguiente, pero decidió quedarse acompañando a su paciente y su familia hasta el desenlace.
Así dice el Dr. Alfredo Buzzi en la revista Alma en una parte de su artículo en la revista Alma sobre uno de las pinturas de tema médico más famosas y comentadas de la historia: El Doctor, de Sir Luke Fildes. Algunos de esos comentarios seleccionados se insertan bajo el cuadro.

Jane Moore (2008) en British Journal of General Practice
Juan José Delgado Domínguez (2009) en el blog Pediatra de Cabecera
Alfredo Buzzi (2016) en la revista Alma
hola buenas tardes! tengo el cuadro pintado en oleo y es muy antiguo
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Supongo que es una reproducción, Gabriela. Se convirtió en un cuadro muy representativo de la profesión médica.
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He tratado por años averiguar de quién era esta obra. En la Escuela de Arte no tuve respuesta. Esta noche quise averiguar nuevamente y agregué al tema de la enfermedad el estilo renacentista y al médico. Así apareció ante mis ojos, como primera opción, esta obra maravillosa, que, en la sala de espera del dr. Faustini, al verla por primera vez, me hizo llorar. A él le había preguntado por su autor. Me contestó que le dio una foto a un taxista que además pintaba y le hizo la réplica. Muchas gracias. Ha sido un regalo muy esperado.
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UNA GRANDIOSA OBRA. EL QUEHACER DEL VERDADERO MÉDICO
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Muchas gracias Luis.
Y un cordial saludo.
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